El gremio que las representa señala que un cambio regulatorio de 2019 y una nueva demanda, que se gestó durante la pandemia, explican el boom de tiendas en la comuna. Asociación de oftalmólogos sostiene que existe desregulación.

Marco Gutiérrez V.

Desde que comenzó la pandemia en marzo del año pasado, el paisaje comercial del centro de Santiago ha registrado cambios importantes. Locales que hasta hace poco funcionaban como cafés, tiendas de telefonía o ropa deportiva, se transformaron en ópticas. Lo mismo le pasó al tradicional local del restaurante Nuria, ubicado en Agustinas con Enrique Mac Iver; y al de Pizza Inn, en Mac Iver con Huérfanos.
Esos son solo algunos ejemplos del incremento de esta actividad en los últimos años, la que ha mitigado en parte la vacancia de recintos comerciales, que -al igual que las oficinas del centro- se han desocupado tras el estallido de octubre de 2019. Entre 2018 y 2021, las ópticas registradas en Santiago centro han aumentado 15% anualmente, sumándose cerca de 90 nuevos actores solo en esta comuna durante ese período.

Así, hoy existen 250 ópticas en Santiago, según los registros de Ópticas de Chile, siendo esta la comuna con la mayor cantidad de locales de esta actividad, comenta el presidente ejecutivo de dicha entidad gremial, Marco Antonio Núñez, médico y exdiputado de la República. Núñez explica que en 2019 se visó una reforma al código sanitario que permite que los tecnólogos médicos especialistas y optómetras puedan extender al interior de las ópticas recetas para alguna alteración visual y también derivar a las personas a oftalmólogos.
Efectivamente, en octubre de 2019, por nueve votos contra uno, el pleno del Tribunal Constitucional (TC) decidió declarar inconstitucional el artículo 126, inciso segundo, parte final, del Código Sanitario, que prohibía a las ópticas instalar en sus dependencias consultas médicas, de optometristas con su título validado en Chile o de tecnólogos médicos con mención en oftalmología.
Antonio Sivori, gerente del área de retail de Colliers International, comenta que la alta concentración de estas tiendas en el centro capitalino «se debe a que se fue generando un verdadero polo de ópticas. Al concentrarse un alto número de ópticas en un radio menor, esto atrae a los clientes. Hoy en día las personas que necesitan anteojos saben que es conveniente y cómodo ir a cotizar a este sector».
Asimismo, Sivori añade que «la ubicación ha sido fundamental: es un sector con muy buena conectividad, alta densidad habitacional y flujo peatonal».

Un eximio conocedor del mercado inmobiliario del centro capitalino es Marcos Kaplún, director de Kayco International Group. «Nunca había visto esta cantidad de ópticas antes» afirma, a la vez que señala que en Huérfanos y Mac Iver es casi imposible ver locales vacíos, pues los ocuparon este tipo de firmas.
En la mayoría de los casos, los nuevos locales de ópticas corresponden a arriendos, aunque existen algunos propietarios, ligados a negocios familiars que compraron hace años, indican en el sector. De acuerdo a datos del área de Estudios de Colliers, el precio promedio de renta en el corazón de Santiago es de 1,3 UF por metro cuadrado, aunque «locales con buena exposición y alto flujo peatonal podrían superar las 3 UF por m?» añade.
Kaplún comenta que cualquier arriendo en el centro cuesta entre 1 y 2 UF por metro cuadrado, a lo que se añaden los gastos comunes si el espacio se encuentra en edificios. Otro gasto que se debe sumar a la operación de estos locales es el pago a los promotores, quienes recibirían un porcentaje del gasto del cliente captado.

Oftalmólogos versus ópticas

Marco Antonio Núñez señala que durante la pandemia de covid-19, el incremento del teletrabajo, de las class online y la mayor exposición a pantallas se generó un incremento en la demanda por lentes ópticos, y parte de ella se acumuló por el confinamiento. Luego, tras la reapertura de la economía y el avance de la vacunación, esas necesidades se han visto en el flujo que registran las tiendas. Añade que estos servicios mitigan las largas esperas que deben enfrentar los pacientes con problemas a la vista en los servicios de salud pública.

Sobre el funcionamiento de los recintos, Núñez indica que existe una normativa definida por el código sanitario que determina las condiciones técnicas para la instalación y funcionamiento de una óptica. Sostiene que las fiscalizaciones de la autoridad son estrictas.
El presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología, Fernando Barría, señala que si bien «no estoy en contra del negocio», admite que «nos preocupa que ha habido un incentivo perverso», en medio de la necesidad de la población y la desregulación que existe, afirma. Comenta que la receta de lentes ópticos para ciertas personas, como los adultos mayores, puede obedecer a consecuencias de otras enfermedades, como diabetes, que luego no se controlan.
Junto con señalar que falta regulación en esa actividad, Barría agrega que en el caso de los niños se debe cuidar el uso de lentes, ya que están en desarrollo. También advierte sobre la venta de filtros, por lo que llamó a las personas a cuidar su salud visual.

Fuente: www.elmercurio.cl